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Cosas que me ponen furioso V3

Volvemos con una nueva entrega de «Cosas que me ponen furioso». Te dejo por aquí las versiones anteriores:

Cosas que me ponen furioso 2 

Cosas que me ponen furioso 1

En esta ocasión vamos a la administración pública, funcionarios y demás.

1 – No hay citas

Esto ya es una constante en cualquier administración pública. Y en algunos casos, relacionados con la Seguridad Social, hay mafias detrás de la reserva de las citas y su posterior venta en internet. También pasa en Extranjería. Realmente es un problema técnico, porque luego vas al lugar de la cita, esperando encontrar a cientos de personas esperando y tu preparas tu mente para una larga espera, llevando bien cargado el móvil o el iPad por si acaso, y te encuentras que no hay tanta gente.

Para poder paliar esto es sencillo. Las mafias se controlan pidiendo el DNI de la persona que va a coger la cita. Si no es tu DNI… no se atiende, y se podría investigar a quién pagó y cómo por la cita. Recordemos que esto es un delito.

Para el resto, simplemente mejorando el sistema, o incluso que puedan sancionarte por no acudir a una cita que te han concedido.

 

2 – El funcionario de turno se ha ido a desayunar.

Todo el mundo tiene derecho a parar para desayunar. Eso es lo más normal del mundo. Pero… te voy a proponer imaginarte algo. Imagina que llegas a realizar una compra a un concesionario de coches. Cuando llegas nadie te atiende, y cuando preguntas a alguien te dicen que la persona responsable de atender por temas comerciales ha salido a desayunar y que volverá «en un rato». ¿Qué creéis que le pasaría a esa persona responsable? ¿Qué haría su jefe? Estas preguntas te las voy a dejar que las respondas tu mismo o misma. Pero en realidad es lo que está pasando todos los días en la administración pública.

 

3 – El Visitador médico se cuela justo cuando te tocaba a ti.

Llevas más de media hora en el , esperando pacientemente a que cada uno que esta delante tuyo en la cola sea debidamente atendido. Y justo cuando te toca a ti, llega un señor con corbata y maletín con ruedas, llama a la puerta y entra sin esperar turno. Y además, tarda mucho más que con cualquier paciente. Y ya me enfurece cuando se ve salir al visitador y al médico juntos para ir a tomar un café, y te dice el médico: vuelvo en unos minutos… El mundo de los laboratorios y visitadores médicos creo que merece un capítulo aparte de mi blog. Por las «mafias» que hay instaladas en los hospitales. Algún día lo haremos.

 

4 – Me hablan como si todos los días estuviese rellenando papeles.

Me he encontrado alguna vez con algún funcionario o funcionaria de registro o de atención al cliente, que me comienza a hablar como si yo estuviese rellenando estos papeles toda mi vida, y es la primera vez. Sobre todo se nota cuando le vuelves a preguntar algo sobre lo que estás escribiendo, y lo o la miras a los ojos y notas su ira, notas que le estás tocando un poquitín las narices. Señor, o señora, a mi me gusta estar ahí tan poco como a Ud. o más. Pero es que necesito realizar bien mis trámites, y si le tengo que preguntar, pues me tendrá que responder. La próxima vez que me pase, preguntaré mucho más.

 

5 – Funcionario que comete prevaricación.

Parece una palabra muy redundante, que se ha puesto de moda últimamente con los políticos, pero realmente no es tan difícil cometer prevaricación. La prevaricación es firmar un documento o ley a sabiendas que es injusta. Esto se produce en todos los sitios:

  • Denegación de ayudas o subvenciones. Te las deniegan simplemente porque si, o porque algún superior le ha dicho que hoy no se aceptan más. Y en lugar de no aceptarla la deniegan a sabiendas que no se puede denegar.
  • Retraso deliberado de expedientes. Hay muchos expedientes que se retrasan de forma deliberada por muchas razones. Puede ser por temas políticos, puede ser por temas administrativos (no hay personal disponible), puede ser simplemente por temas ideológicos y personales.
  • Denuncias o solicitudes de dinero. Esta es la más grave. Iniciar comprobación de valores, a sabiendas que está mal, o sabiendo que no se puede hacer, o iniciar un expediente sancionador a alguien sabiendo que no se puede hacer.

Hay muchos más casos, pero estos son los más perjudiciales para el usuario. Muchas veces al funcionario se ve obligado a firmar este tipo de casos. Otras ni se da cuenta lo que está haciendo, pero todas ellas son injustas.

Si el usuario iniciase un proceso legal (penal) contra el funcionario y contra la administración publica, hay que recordar que los delitos de prevaricación no conllevan pena de cárcel, pero si inhabilitación para cargo público. Por tanto el funcionario que sea condenado a prevaricación puede pasarse un largo tiempo sin trabajar.

 

Ahora te toca a ti. ¿Qué te pone furioso de la administración pública y los funcionarios?

 

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