Leon del congreso de los diputados

Políticos con Dientes de leche

El problema de la clase política de hoy en día es que le han salido los dientes en un coche oficial. Esta quizá sea una de las frases más repetida en mucho tiempo, pero la realidad le hace justicia totalmente.

En los últimos años nos hemos encontrado muchísimas caras nuevas en la política. Jóvenes que lo más duro que han visto ha sido caer o crecer su partido político de toda la vida, porque hasta los atentados de la Banda Terrorista ETA les pillaron con chupete y pañales. No vivieron la transición, ni mucho menos la dictadora, tampoco el Golpe de Estado de Milans del Bosh, Tejero y Armada, este último indultado por Felipe Gonzales a propuesta de su ministro de Defensa Narcís Serra. A los que ya tenemos una edad, nos pilló el secuestro y Asesinato de Miguel Ángel Blanco con granitos en la cara, o el secuestro del funcionario de prisiones Ortega Lara. Y mucho más los asesinatos de Tomás y Valiente, o de Fernando Múgica o Ernest Lluch.

Este es el problema principal que nos encontramos en la política de hoy en día. Que ninguno tiene memoria, memoria reciente ni pasada.

Muy pocos de ellos tienen un oficio más allá de el de ser político. Porque hay dos figuras que realmente resultan repugnantes en el devenir de la política en España: El Político y el Sindicalista. Del primero ya hemos hablado, mientras que el segundo es una figura de un “trabajador” que termina cobrando de todos los contribuyentes.

La horneada de políticos anterior, por lo menos tenía su plaza fija de funcionario, por eso se metían en política, porque no corría peligro su puesto de trabajo. Pero los de hoy en día hacen el camino contrario. Se meten en política “por vocación” para pillar un sillón y luego terminar en un consejo de administración. Esto podríamos rapearlo, trovarlo o simplemente decirlo agrito pelao, pero la realidad es que estamos pagando a unas indignantes personas que no consiguen leer los mandatos de la sociedad y llevarlos a la práctica.

Con todo ello nos preguntamos si para poder llegar a ser político no haría falta una cualificación especial, o un currículo, en el que evidenciemos que los intereses del político son los del común de españoles y no los personales o los de su partido. Todos se aprovechan de las instituciones

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