Más cosas que me ponen furioso v2.0

Este es el segundo artículo sobre las cosas que me ponen muy furioso. El anterior puedes leerlo aquí: «cosas que me ponen furioso»

A menudo vamos en el coche o estamos presenciando un espectáculo y aparece un comportamiento de alguien que con su mala leche, por conocimiento o desconocimiento, hace que te enfurezcas y te den ganas de arrearle un mamporro.

Alguien se cuela en una cola.

Estás en una cola para entrar a algún sitio, o para sacar una entrada, durante mucho tiempo. Dos horas de cola y ves cómo alguien se acerca al principio de la cola, a preguntar algo, o a saludar a alguien que conoce que ya está en la cola, y se cuela. Todo el mundo comienza a comentar con el de al lado lo que ha pasado. Pero nadie tiene los cojones suficientes para ir y decirle que se ha colado y que se debería ir a a la parte trasera de la cola.

También está la versión en la que una persona que hace la cola, le guarda el sitio a dicisiete o diciocho personas. Tu ahí dos horas de cola, y llegan los otros como una lechuga, sonriendo y se colocan justo delante tuya, en el sitio donde estaba la persona con la que estabas hablando durante 2 horas.

 

Alguien te quita la primera fila.

Llevas dos horas esperando en la primera fila, para ver un desfile, o una procesión o cualquier espectáculo. Y conforme llega la gente y se aproxima la hora de pasar por ahí, te van desplazando, hasta que llegas a perder tu sitio en cuanto te descuidas. Además si le dices algo, siempre te toca discutir con personas irrespetuosas. Esto no pasa con mucha asiduidad y nunca puedes hacer nada. Es una falta de respeto ante la que nada se puede hacer, sin discutir o pelear.

 

Respeto de las creencias religiosas

Estás en una procesión (festividad religiosa) en la que hay unas normas y un respeto. La gente que acude a las procesiones son penitentes que, en la mayoría de los casos, es por devoción y van rezando. Pero siempre hay alguien que esto se lo pasa por el forro de los cojones y hacen cosas que averguenzan al resto de personas, e incluso a la gente que ve esta procesión. El problema es que si llegas y le dices algo, lo más probable es que te tengas que pelear con ellos porque son personas que no llevan bien esto de las normas.

 

Coche aparcado en tu vado

Sales de tu garaje con tu coche por una rampa en curva y te en cuentras a un coche que está aparcado en la puerta. Pero no en la calle, sino dentro de la puerta de tu cochera. Pitas y pitas con el coche y nadie sale. Los vecinos te dicen que lleva como hora y media el coche ahí. Llamas al 112 y mientras la vecina de al lado va al bar de enfrente a ver si es de alguien el coche. Cuando ya estás dando los datos a la policía para que venga una grúa o una patrulla, llega el dueño del coche. Un gentucilla que llega riéndose, sin pedir perdón ni dar explicaciones. Y sueltas «vaya una poca verguenza» y encima el tipo se encare contigo intentando amedrentarte. En ese momento conforme viene a por ti, dan ganas de soltarle 7 puñetacios y medio. Pero no lo haces porque te puedes buscar un lío. Seguro que llevará navaja o pipa, o vendrá después a buscarte con muchos amigos para darte una paliza, y además sabe dónde vives. Pero dan ganas de machacarle todos los huesos de la cara.

 

Vecinos porculeros de playa

Estás bajo la sombrilla o en una silla en la playa y, con todos los metros de arena que hay, se vienen a colocar delante o al lado tuyo. Además llegan con una catelva de niños que hacen castillos de arena justo al lado de tu toalla o tu esterilla. O pasan a tu lado llenándote todo de arena. Y esto como poco. En el peor de los casos, serán también charlatanes, e intentarán darte conversación, preguntarte mil cosas, y meterse donde nadie les llama. ¿Por qué no se ponen en otro lado? ¿Por qué tiene que ser la gente de esta forma?

 

 

 

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *